Una mujer en Oklahoma (EEUU), identificada como Christina Stokes, fue arrestada por cargos de crueldad animal y distribución de material obsceno.
La investigación comenzó en septiembre de 2024, cuando la policía recibió informes sobre un video explícito que involucraba a un perro de raza gran danés.
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Este video fue compartido en sitios web pornográficos. La grave situación llevó a las autoridades a rastrear su origen.
Durante la investigación, se encontraron más pruebas, incluyendo objetos en la casa de la acusada que coincidían con los vistos en los videos. Además, un tatuaje visible en las grabaciones ayudó a identificar a Stokes a través de su perfil en redes sociales.
En las imágenes se ve a la mujer dejando que el perro le lama la lengua y el interior de la boca, de acuerdo con la policía, que afirmó también que la acusada y el animal también sostuvieron sexo oral.
La mujer usaba «pantalones sin entrepierna, una máscara facial que cubría la mitad de su rostro con plumas y borlas y calcetines rosas con blancos hasta la rodilla».
Inicialmente, Stokes negó rotundamente la autoría de los videos y las acusaciones de abuso sexual contra su mascota.
Sin embargo, ante el interrogatorio directo de la policía de Edmonton sobre si había mantenido relaciones sexuales con un animal, su respuesta fue perturbadora: tras una breve pausa, admitió con ambigüedad: «No puedo negar que existiera interés».
La mujer ingresó a la cárcel de Edmond en Oklahoma. La ley de ese estado clasifica estos actos como delitos graves, con penas que pueden alcanzar hasta 20 años de prisión.
Como era de esperarse, este caso ha generado un fuerte rechazo público y ha reavivado el debate sobre la necesidad de leyes más estrictas para proteger a los animales.
