El pasado 29 de enero, un trágico accidente aéreo sacudió a Estados Unidos cuando un avión comercial de American Airlines y helicóptero militar Black Hawk colisionaron en el aire cerca del río Potomac, en Washington D.C.
El siniestro, que dejó un saldo de 67 víctimas fatales, se convirtió en el accidente aéreo más mortal en el país en casi dos décadas.
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La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) presentó recientemente su informe preliminar, arrojando luz sobre las posibles causas del desastre.
Según el informe, el accidente ocurrió debido a una combinación de factores. El helicóptero militar, que realizaba una misión de entrenamiento, volaba a baja altitud en una ruta cercana al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan.
Por su parte, el avión, identificado como el vuelo 5342 de American Airlines, se encontraba en fase de aproximación para aterrizar.
La tripulación del helicóptero, que utilizaba gafas de visión nocturna, pudo haber tenido una visión periférica limitada, lo que dificultó la detección del avión en su trayectoria.
Además, se identificaron fallos en la comunicación entre los controladores de tráfico aéreo y la tripulación del helicóptero.
Asimismo, se indicó que una transmisión de radio incompleta impidió que los pilotos del Black Hawk escucharan instrucciones clave para evitar la colisión.
Este error, combinado con la proximidad de las rutas de vuelo de helicópteros y aviones en el área, creó un «riesgo intolerable». Según la NTSB, se ha emitido recomendaciones urgentes para mejorar la seguridad aérea.
Entre las medidas propuestas, se destaca la prohibición de ciertas rutas de helicópteros en las cercanías del aeropuerto durante el uso de pistas específicas.
También se instó a la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) a diseñar rutas alternativas para helicópteros. Igualmente, reforzar los protocolos de comunicación entre aeronaves y controladores.
Estas acciones buscan prevenir tragedias similares en el futuro y garantizar la seguridad de los pasajeros y tripulantes.
El informe final sobre la causa exacta del accidente se espera para 2026, momento en el cual la NTSB podría emitir recomendaciones adicionales para mejorar la seguridad aérea en la zona del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan.