«Se tuvo que decidir entre dejarlo ir o probar con todo»: Revelaron los críticos momentos que vivió el papa al estar hospitalizado

Angel David Quintero
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Sergio Alfieri, el médico que trató al papa Francisco en el hospital Gemelli, confesó que hubo un momento “en el que se tuvo que decidir entre parar y dejarlo ir o probar con todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo un riesgo muy alto”.

Alfieri afirmó en una entrevista para Corriere della Sera que en ese momento «Francisco sabía que podía morir y los que estaban a su alrededor tenían lágrimas en los ojos y él mismo dijo: Esto es malo».

El galeno destacó que como parte del intenso tratamiento incluyeron jornadas de oraciones de todo su entorno cercano. “Hay una publicación científica según la cual las oraciones dan fuerza a los enfermos, en este caso todo el mundo empezó a orar. Puedo decir que dos veces se perdió la situación y luego ocurrió como un milagro. Por supuesto, era un paciente muy cooperativo. Se sometió a todas las terapias sin quejarse jamás”, afirmó al medio italiano.

El papa Francisco estuvo 38 días internado por una infección respiratoria que derivó en una neumonía bilateral y posteriormente sufrió un episodio de broncoespasmo.

“Por primera vez vi lágrimas en los ojos de algunas personas a su alrededor. Personas que, según he podido entender durante este periodo de hospitalización, lo quieren sinceramente, como a un padre. Todos sabíamos que la situación había empeorado aún más y que existía el riesgo de que no lo lográramos”, reveló Alfieri.

Alfieri destacó que el mayor riesgo de aplicar todos los medicamentos posibles era que podían dañar otros órganos. No obstante, al tratarse de su única esperanza para seguir con vida, siguieron ese camino.

Foto. El Vaticano

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Alfieri señaló que la decisión final la tomó Massimiliano Strappetti, médico personal del papa, quien le dijo: «Inténtalo todo, no te rindas. Eso es lo que todos pensábamos también. Y nadie se rindió».

Asimismo, resaltó que en todo momento el papa supo que podía morir. «Aquella noche fue terrible, él sabía, como nosotros, que quizá no sobreviviera a aquella noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Pero desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre su condición», añadió.

“Durante días corrimos el riesgo de dañar los riñones y la médula ósea pero seguimos adelante, luego el organismo respondió a los tratamientos y la infección pulmonar mejoró”, contó.

RECAÍDA DEL PAPA

Cuando la situación parecía estabilizarse ocurrió un segundo episodio en el que el papa estuvo al borde de la muerte. «Estábamos saliendo del momento más duro, mientras el papa comía, vomitó y aspiró. Fue el segundo momento verdaderamente crítico porque en estos casos, si no se rescata con prontitud, existe el riesgo de muerte súbita, además de complicaciones en los pulmones que ya eran los órganos más comprometidos. Fue terrible, realmente pensamos que no lo lograríamos».

«Me tomó la mano durante unos minutos como buscando consuelo», señaló.

A pesar de esto, el papa volvió a recuperarse y siempre mostró buena disposición con todos en el hospital. «En cuanto empezó a sentirse mejor, pidió dar una vuelta por la sala. Le preguntamos si quería que cerráramos las habitaciones de los pacientes, pero en lugar de eso miró a su alrededor en busca de la mirada de los otros pacientes. Se desplazaba en silla de ruedas, un día salió de la habitación cinco veces, quizá más».

EN VIDEO: El momento en que el papa Francisco deja el hospital tras ser dado de alta este 23Mar
Foto: Vatican News

Asimismo, más tarde le entregó dinero a uno de los colaboradores y ofreció pizza a quienes lo habían ayudado ese día.

Alfieri contó que la decisión de regresar a su casa la tomó el propio papa una mañana. “Sigo vivo. ¿Cuándo nos vamos a casa?”, dijo el pontífice. Destacó además, que en todo momento Francisco estuvo informado, incluso de los rumores de su muerte. “Siempre reaccionaba con su ironía habitual”.

Finalmente, advirtió que el papa debería evitar el contacto con grupos de personas o con niños que puedan ser vehículo de nuevos contagios. “Pero él es el papa, no somos nosotros los que podemos dictar el comportamiento», concluyó.

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