Tiempos donde el ruido externo sabotea aún más nuestro amor propio

Caraota Digital
9 Min de Lectura
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Por María Laura García 

Tristemente, una gran parte de la población atrapada en la insatisfacción crónica. Nos sentimos infelices o poco satisfechos, por las carencias reales e imaginarias, es decir, las que nacen de las dificultades de la realidad venezolana y la mundial, los problemas que se magnifican como si se tratara de una caja de resonancia en ese mundo paralelo que es lo digital; y peor aún esa infelicidad que se deriva de la eterna comparación con lo «hermoso» o «perfecto» que, como patrón o esquema, también exagerado que nos venden los medios de comunicación modernos.

Complicado es cuando no vivimos desde nuestra esencia o entorno inmediato y nos negamos incluso a cultivar nuestro mundo interno y amor propio. Pero el verdadero drama es que, al vivir insatisfechos con lo que somos, tenemos y lo que va a pasar que nunca sucede, no hacemos nada para sentirnos mejor y vivir de vedad.

No solo no accionamos para desarrollarnos como seres humanos y como profesionales, sino que nos descuidamos por completo en cuanto a nuestro bienestar físico y mental, permitiendo que un entorno desafiante que nos reta y nos entretiene de tal manera, nos haga hundimos más y más. La verdad es un circulo vicioso y destructivo, que nos “droga” o adormece nuestra conciencia al punto de que no lo notamos.

Esta es la trampa perfecta de la doble derrota: nos enfocamos en sobrepensar una realidad externa que no podemos cambiar (el caos del mundo, las amenazas, las guerras reales y mediáticas), más al hacerlo, el miedo nos paraliza. Concluimos que nuestros proyectos no tienen futuro, dejamos de lado el ejercicio, la alimentación y el descanso, y nos sentimos mucho peor, más insatisfechos y más infelices con nosotros mismos.

El Precio de la Evasión: De la Sombra al Estancamiento

La raíz de esta infelicidad yace en una autoestima rota que, como un imán, nos atrae hacia el drama externo. La psicóloga Dra. Kristin Neff, pionera en el estudio de la Autocompasión, ha demostrado que el perfeccionismo y la comparación constante con estándares irreales están íntimamente ligados a la ansiedad, la depresión y a la incapacidad de enfrentar el fracaso. Si nuestro valor está atado a la apariencia o al estatus ajeno, cualquier revés nos destruye.

Pero la evasión no es solo mirar la vida del vecino; es también obsesionarse con el apocalipsis social. El especialista en trauma Dr. Gabor Maté explica que la adicción al drama externo es a menudo una forma de evasión del dolor interno. La mente prefiere lidiar con una «gran crisis mundial» que no puede resolver, antes que con el «pequeño dolor personal» de no sentirse suficiente.

Dos grandes pensadoras del siglo XX nos ofrecen claridad sobre la urgencia de despertar:

Primero quiero recordar a Simone de Beauvoir, filósofa y escritora francesa, que sentenció: «El secreto de la felicidad es la libertad, y el secreto de la libertad es la valentía.» La valentía más grande es la de ser auténticamente uno mismo y liberarse de la tiranía de la comparación y del miedo externo.

Y en segundo lugar, Eleanor Roosevelt, activista y diplomática, nos recordó: «Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.» Cuando nos comparamos, estamos dando nuestro consentimiento a un estándar externo para que dicte nuestro valor. Y cuando nos paralizamos por el miedo al caos, entregamos nuestro poder de acción a ese mismo ruido externo.

Consecuencias de dejarnos seducir por la bulla y los patrones externos falsos: ¡Paralizamos nuestro autocuidado!

La consecuencia más grave de este doble enfoque (comparación + pánico externo) es el abandono de nuestra salud.

1. Deterioro físico y emocional. El sobrepensamiento catastrófico mantiene nuestro cortisol elevado. Este estrés crónico nos roba energía, afectando el sistema inmune, el sueño y la capacidad de concentración. No solo no hacemos ejercicio, sino que la culpa y la frustración por la inacción nos hunden más. Es un ciclo de auto-sabotaje.

2. Muerte del proyecto propio. El miedo a que «el mundo o mi país se va a acabar» se traduce en la creencia de que «mis proyectos no tienen futuro». Dejamos de invertir, de emprender, de prepararnos. Esto no es precaución; es inacción inducida por el terror. El neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl, nos enseñó que, incluso en el mayor caos, nuestra libertad final es la de elegir nuestra actitud y encontrar el sentido, que siempre reside en la acción y la creación.

Si queremos salir de esto que decidido llamar “doble derrota”, debemos dejar de vivir tratando de encajar y, en su lugar, centrarnos en el cultivo del amor propio como el único proyecto que nos garantiza éxito, “EL NUESTRO”.

Recomendaciones para sanar una “Autoestima Rota”

Para aquellas personas que se sienten infelices o poco satisfechas porque se comparan con el esquema de perfección que nos vende el mundo digital o por el caos que también se vive en esa realidad paralela, les recomiendo:

Opta por un amor propio incondicional. Tu valor no reside en lo que tienes, sino en quién eres. Deja de medirte por los filtros y comienza a medirte por la disciplina, la bondad, la integridad y el esfuerzo que pones a diario. Estos son valores internos innegociables que nadie te puede quitar y que te hacen suficiente. Trabaja en tu carácter, que es lo único verdaderamente inmejorable.

¿Cómo cultivar tu amor propio a pesar del caos externo?

Este manual puede ser una hoja de ruta para ganar las batallas internas y externas.

1. Declara el Fin de la Comparación (Antídoto Interno):

Elimina las fuentes de insatisfacción (cuentas, personas, programas) que te hacen sentir «no suficiente». Entiende que estás comparando tu «detrás de cámaras» (tus luchas) con el «escenario» del otro (su versión editada). Tu valor es inherentemente tuyo.

2. Disciplina de la Inversión en ti (Antídoto al Descuido):

Oblígate a hacer ejercicio, a comer bien, a meditar, incluso si el «saboteador» te dice que no tiene sentido. La disciplina es el mayor acto de amor propio y la única forma de decirle a tu mente que tú sí tienes futuro. Invierte en tu salud hoy para demostrarle a tu mente que crees en tu mañana.

3. Higiene Mental contra el Miedo (Antídoto al Ruido):

Designa un tiempo específico (15 minutos) para informarte sobre las tragedias del mundo y luego oblígate a salir de allí. La mayoría de las crisis que se anuncian nunca suceden. No hipoteques tu paz por una tragedia que solo existe en el scroll de tu teléfono.

4. Acción Pequeña contra la Parálisis (Antídoto a la Inacción):

Si el miedo al futuro de Venezuela y el mundo te paraliza tu gran proyecto, divídelo en acciones mínimas que puedas controlar hoy. La inacción es la decisión más peligrosa. Como propuso la activista y poeta Maya Angelou, «Ámate a ti mismo primero y todo lo demás encaja.» Y la única prueba de que te amas es la acción diaria a favor de tu propio bienestar.

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